Durante esta semana de la moda parece ser que todas las casa se han puesto las pilas y han empezado a trabajar más, ya que de nuevo Giambattista Valli consigue gustarme considerablemente más que la pasada temporada, aunque para ello haya tenido que recurrir elementos retrospectivos. En muchos casos he encontrado elementos de temporadas pasadas, tanto en los complementos como en las siluetas, y es por eso por lo que no creo que se convierta en mi desfile favorito de la semana. Sin embargo, eso no quita para que sí que me haya gustado.
Valli es italiano y eso se ha notado mucho en esta colección, sobre todo cuando las modelos han aparecido en pasarela con un pañuelo anudado en la cabeza y gafas de sol. Desde luego Italia ha sido lo primero que me ha venido a la acabeza, pero también en los diseños encontramos ese sabor italiano inconfundible mezclado con los años 50 que Valli ha sabido utilizar de una manera mucho más sabia que los Dolce & Gabbana. Y aunque para mi Italia está más que presente en el desfile, curiosamente Valli obtuvo su inspiración de La Alhambra de Granada.
Por supuesto también hemos encontrado una explosión de colores y un exhaustivo trabajo de bordados florales en casi todos los vestidos que le aportaba al desfile un toque mucho más mágico y romántico.
Los estampados a rayas dominaban la primera parte del desfile, en forma de ideales vestidos que francamente no me parecen muy adecuados para una colección de invierno, pero que no dejan de ser ideales y una apuesta perfecta para un Photocall en Cannes para Diane Kruger.
¿No sería una imagen preciosa?
Las rayas se mezclaban con las flores y con la transparencias para conseguir un resultado mucho más femenino, sexy y en definitiva, muy italiano.
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Las siluetas de faldas "A" estilo años 50 hacían acto de presencia con un resultado de lo más romántico dados los bordados florales y la utilización del tul que ya hemos visto usar antes a Valli, pero que sigue teniendo un resultado precioso. Eso sí, no novedoso.
De manera cromática, el desfile avanzaba en verde y blanco combinando maravillosos bordados florales con camisas y faldas de tul, siempre teniendo a las flores muy presentes.
El desfile avanzaba hacia al morado y tornándose mucho más del clásico Valli, con vaporoso vestidos de seda con siluetas muy fluidas y bordados con pétalos de flores que por supuesto son realmente preciosos en movimiento.
Y de nuevo se fusionaban el negro con las flores para dar paso al lado más oscuro del desfile.
Esta vez Valli se volvía mucho más minimalista dejándole el protagonismo a unas sencillas siluetas que no dejan de ser tremendamente elegantes.
Una de las piezas que más me han gustado del desfile, tomando el riesgo de combinar pantalones y vestido (aunque lo ha hecho tanta gente a estas alturas, incluido Valli, que ya no sé si es tan arriesgado). No sé quien la podrá traspasar a la alfombra roja, pero desde luego me encantaría ver el resultado.
Elegancia en estado puro, y es que es lo que tiene las capas, y más si son tan majestuosas como esta, que también tengo muchísimas ganas de ver fuera de pasarela.
Llegamos al la parte final del desfile, donde nos encontramos con el vestido que más me ha gustado del desfile, que es este con un precioso estampado de pájaros. Es simplemente maravilloso, no solo por el estampado sino por la preciosa silueta y como juega con los volúmenes.
Y finalmente, Valli cierra su desfile con unos espectaculares vestidos de impresionantes volúmenes que resultan el broche final perfecto para la colección.
Igual de espectaculares que ella.
Imágenes: Style.com
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