Por fin Jessica Chastain vuelve a la alfombra roja del Met, y lo hace de manera espectacular como no esperaba menos.
Puede que no fuera todo lo asiático que debería (de hecho, no lo fue) pero estaba realmente magnífica como una auténtica sirena del Hollywood dorado, confiando nuevamente en las manos de Riccardo Tiscci, que demostró una vez más que es capaz al mismo tiempo de lo mejor y de lo peor.
El vestido no ofrecía nada nuevo, todo hay que decirlo, y Jessica seguía siendo fiel a las siluetas pegadas al cuerpo que tanto le favorecen y tantas veces le hemos visto. No por ello siento el cansancio que debería, porque la actriz siempre se las apaña para que nunca nos aburramos.
Sin duda, lo mejor del vestido es el magnífico entramado de cristales dorados, del cual al detalle apreciamos el juego geométrico en el que está dispuesto, que es sencillamente precioso.
Y no tengo que decirlo, pero es obvio que ella está sencillamente espectacular.
Pero aunque parezca imposible, ni el impresionante entramado de cristales ha conseguido desviar la atención de la verdadera estrella, porque si me quedo con algo del look es con el apartado de belleza, en el que Jessica sí que ha innovado y del que ha salido favorecida como hacía mucho que no la veía.
Su melena destacaba por ese precioso falso bob asimétrico, que le aportaba ese toque del glamour del viejo Hollywood que tanto le gusta, mientras que el maquillaje cobraba especial protagonismo gracias a un marcado labial rojo perfectamente utilizado, al igual que las joyas de Piaget, que cierran el look de manera maravillosa.
Una vez más, Jessica estaba espectacular, pero me habría encantado verla acorde con la temática de la gala.
Imágenes: Zimbio
No hay comentarios:
Publicar un comentario