Parece casi increíble que sea la misma firma la que haya diseñado esta oda al minimalismo y el vestido de la Ceremonia de Apertura de Diane Kruger, pero así es, Prada está detrás de ambos vestidos y la verdad es que yo estoy enamorado de ambos estilos, y más si no es otra que Dakota Johnson quien lo luce, que no lució Valentino como en el Photocall ni el dramatismo que prometía su Valentino, pero sigue siendo un look perfecto.
Hay algo en la encantadora presencia de la actriz que hace que dulcifique todo lo que se pone, porque si estuviéramos viendo este Prada en, por ejemplo, Scarlett Johansson o Amber Heard, estaríamos destacando la sensualidad que este desprende por motivos obvios, pero no en Dakota. Ella posee un carisma diferente, que hace que veamos la sencillez de las líneas, muy Calvin Klein en los 90, y que el tono rosa palo puede que no fuera el más indicado para la palidez de la piel de la actriz, pero depende mucho de la luz.
El peinado-despeinado se ha visto más todavía por el viento, que no ha perdonado durante la tarde veneciana, pero de alguna manera ella consigue hacerlo funcionar gracias a ese carisma y presencia tan peculiar que Dakota posee. Una vez más, el contraste entre un labial oscuro y un tono pálido funciona muy bien, y las joyas ponen ese toque de glamour pero sin perder el equilibrio entre el minimalismo de la pieza de Prada, con un resultado impecable.
No va a ser la única aparición de Dakota en el festival, así que veremos si la próxima vez la vemos rompiendo con su máxima de colores neutros y apostando por un color fuerte.
Imágenes: Zimbio
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