No resulta particularmente chocante que Jennifer Lopez, una mujer con un estilo tan marcado por ciertos aspectos concretos como es enseñar su cuerpo a golpe de Versace o Cavalli, haya decidido saltarse un tema del Met como es el conceptualismo avant-garde en el mundo de la moda. Sin embargo, lo que sí que resulta bastante sorprendente es que se lo salte para lucir una creación de Valentino (!!) con la que no muestra ni ápice de su cuerpo (!!!) y que de hecho, ni siquiera queda definido con su silueta (!!!!).
La combinación de este precioso diseño en azul bebé, el peinado retro y las joyas vintage de Harry Winston, nos lleva directamente a los años sesenta, y el cambio a la dulzura y suavidad de la firma italiana parece favorecer mucho a la cantante, que nos ofrece una faceta mucho más refrescante. Algo que a su vez, resulta mucho más interesante.
Por lo general, ella siempre desprende fuerza a través de looks donde explota una desbordante sensualidad, pero aquí invierte su presencia de manera diferente. J.Lo tiene un innegable aura de estrella que consigue elevar su vestido como nadie más lo habría hecho, complementando el romnticismo del tul azul con un subtexto de sensualidad que ella consigue con ese aura de estrella y esa mirada que, en el fondo, es la clave del look.
Nunca antes Jennifer Lopez había resultado tan dulce, pero nunca antes un Valentino había conseguido tener la presencia que solo una estrella como Jennifer Lopez puede aportar.
Y el Met está precisamente para que se produzcan cosas como estas.
La combinación de este precioso diseño en azul bebé, el peinado retro y las joyas vintage de Harry Winston, nos lleva directamente a los años sesenta, y el cambio a la dulzura y suavidad de la firma italiana parece favorecer mucho a la cantante, que nos ofrece una faceta mucho más refrescante. Algo que a su vez, resulta mucho más interesante.
Por lo general, ella siempre desprende fuerza a través de looks donde explota una desbordante sensualidad, pero aquí invierte su presencia de manera diferente. J.Lo tiene un innegable aura de estrella que consigue elevar su vestido como nadie más lo habría hecho, complementando el romnticismo del tul azul con un subtexto de sensualidad que ella consigue con ese aura de estrella y esa mirada que, en el fondo, es la clave del look.
Nunca antes Jennifer Lopez había resultado tan dulce, pero nunca antes un Valentino había conseguido tener la presencia que solo una estrella como Jennifer Lopez puede aportar.
Y el Met está precisamente para que se produzcan cosas como estas.
Imágenes: Zimbio y Vogue.com
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